Existen diferentes factores, como aquellos relacionados con los horarios, las temperaturas o los cambios en la alimentación, que son cruciales para la conciliación del sueño.
Así, el 20% de la población reconoce tener problemas para dormir, porcentaje que aumenta en determinadas épocas como el verano. La falta de descanso, según diversos estudios médicos, puede elevar el riego de padecer determinadas enfermedades cardiovasculares, diabetes u obesidad, además de otros procesos neurodegenerativos o alzheimer.
Para optimizar el tiempo de sueño es importante mantener una buena alimentación, que nos puede ayudar a la hora de descansar: debemos evitar los alimentos excitantes como los refrescos con alto contenido en azúcar o cafeína, reducir la ingesta de alcohol, intentar mantener unos horarios de comidas regulares o comer con mesura antes de las horas de sueño, pero no hay que olvidarse de los alimentos y minerales más apropiados para aportarnos energía durante el día y descanso por la noche.
Estos alimentos, mezclados con otros como legumbres, tomates, arroz, huevos, lácteos, avena, dátiles… gracias a su efecto relajante, mejorarán tus horas de sueño, siempre combinados de forma equilibrada y junto a un estilo de vida activo.