El verano es época de cambios: la rutina desaparece, nos dejamos llevar por el buen tiempo, viajamos… y también descuidamos nuestra alimentación.
Con un poco de atención y siguiendo estos consejos, podemos manener los hábitos saludables incluso en vacaciones:
- Consume alimentos con un gran contenido de agua. Las frutas, verduras y pescados de verano (sandía, melón, tomate, bonito…) son una buena opción para saciar el hambre al mismo tiempo que hidratamos nuestro organismo.
- Disfruta de comidas refrescantes: cuando hace calor, resultan más agradables. Existen multitud de platos fríos sanos y nutritivos: ensalada, tartar de atún, ensaladilla rusa… Un escabeche de bonito del norte es la mejor idea, ya que es fresco, saludable, y resistente a las altas temperaturas.
- Intenta comer ligero. En verano los excesos son de lo más común y el calor los agrava. Trata de evitarlos comiendo platos pequeños varias veces al día (ensaladas, pinchos, brochetas…): disfrutarás del verano con más ganas.
- Para estar activo, añade a tus platos alimentos con aporte energético: frutos secos, bonito, atún claro, arroz, legumbres… Las ensaladas te permiten mezclar una gran cantidad de ingredientes diferentes y son una solución fácil, fresca y nutritiva para las comidas de verano.
- Toma mucha vitamina: ayuda a tu organismo a prevenir enfermedades en vacaciones y a cuidar tu piel del sol. Los antioxidantes como las vitaminas A, C y E, presentes en frutas, verduras y pescados de verano, te ayudarán a mantener tus defensas y a hidratar y reforzar el colágeno de tu piel.
- Cuida tu tránsito intestinal consumiendo fibra. Los desajustes alimenticios son muy comunes en vacaciones: la fruta y los cereales te ayudarán a controlarlos.
- Ten cuidado el calor: las altas temperaturas estropean la comida más rápidamente. Las conservas, la nevera y el congelador serán tus grandes aliados.
- Controla con los caprichos: los helados, aunque muy refrescantes, contienen una gran cantidad de calorías. No abuses de ellos y opta por los polos, resultan mucho más ligeros.
- Y, por supuesto, ¡bebe mucha agua! 2 litros es el mínimo diario: repártelo a lo largo del día y no dudes en beber más en los días de mucho calor o cuando hagas ejercicio.
Con estos consejos y tu sentido común, disfrutarás del verano sin dejar de mantener tu estilo de vida saludable.