El atún en lata es esa conserva de pescado que no falta nunca en las despensas de nuestras cocinas, esa lata que se convierte muchas veces en la salvación de nuestras comidas si queremos optar por una solución saludable y sencilla a nuestra falta de tiempo para cocinar.
Durante mucho tiempo la ingesta de atún en formato lata, ha generado opiniones contrarias en cuanto a si es recomendable para adelgazar. Son muchos los que afirman, que al conservarse en aceite, la cantidad de calorías se duplica y que por lo tanto si quieres seguir una dieta de adelgazamiento no debemos abusar de este producto ya que conseguiremos el efecto contrario y terminaremos cogiendo peso y engordando.
Hoy en Campos desmontamos este mito, y os explicamos el por qué es imprescindible incorporarlo a nuestra alimentación si queremos conseguir una dieta y peso equilibrados.
El valor nutricional de este alimento es de un 12% de grasas saludables y de unos 23 gramos de proteínas por cada 100 gramos de producto. Cuenta con un alto contenido de vitaminas B6, B12 y D y entre sus minerales más destacados se encuentran el fósforo y el selenio. Además, la grasa de este pescado contiene un alto contenido de Omega 3, que ayuda a mantener unos niveles óptimos de colesterol en sangre.
La cantidad de grasa y el tipo de las mismas dependerá de la conserva que elegimos para el atún, siendo las más conocidas, en escabeche, en aceite de oliva o de girasol, o en agua. Existen muchas posibilidades para consumirlo, pero si engorda más o menos depende de la cantidad que ingieras en cada formato. Si lo que buscas es adelgazar la opción en escabeche es la última, aunque a nivel nutricional encontramos otros beneficios para el organismo. Su conserva en aceite de oliva no hace que engordes más, lo que sucede es que tiene un mayor contenido de grasas, pero dichas grasas son necesarias y saludables. Se trata de grasas “monoinsaturadas” que ayudan a reducir el riesgo de padecer problemas cardiovasculares y disminuyen el colesterol LDL “colesterol malo” y aumentan el HDL “colesterol bueno”. El aceite de oliva, además contribuye a la reducción de acidez gástrica, estimula el tránsito intestinal, favorece la absorción de nutrientes, y acelera el metabolismo.
Por otro lado, el aceite de girasol, contiene mayor cantidad de grasas “poliinsaturadas”, grasas que también son necesarias en nuestra dieta ya que contribuyen también a la reducción del colesterol LDL.
Por lo tanto, no es solo que el atún en lata no engorde más, sino que además cuenta con una gran cantidad de beneficios para nuestra dieta si lo elegimos en conserva de aceite de oliva o de girasol. La clave se encuentra en equilibrar la balanza y en aportar a nuestro cuerpo una cantidad equitativa de las grasas que necesita nuestro organismo.